Sauna y fitness, pareja perfecta

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Practicar deporte y realizar cualquier tipo de actividad física es esencial para mantener el cuerpo y la mente en buenas condiciones. Encontrarse bien a nivel físico influye de forma directa en el bienestar y el estado anímico de las personas. Está más que probado que la realización de ejercicio durante un periodo prolongado, sobre todo aérobico, libera endorfinas, lo que proporciona mayor felicidad a quienes lo practican.

Conocemos todas las bondades de la práctica deportiva. Por otro lado, nos encontramos con la sauna y sus beneficios para la salud y el relax. En este caso, se trata de no hacer nada, excepto sudar sin esfuerzo, al contrario de lo que sucede cuando se realiza ejercicio físico. Ahora bien, si unimos los beneficios de ambas actividades, podemos gozar de un aporte extra de ventajas para nuestro organismo y, sin apenas darnos cuenta.

Con la finalidad de que esta combinación no entrañe riesgos para la salud, vamos a escribir este artículo, para proporcionar las pautas básicas y necesarias a quien quiera conocer todo lo necesario sobre las bondades de la sauna, tras la realización de ejercicio físico. Queremos recordar que puede tratarse de una sesión de sauna en el propio gimnasio en el que se entrene o, en la sauna propia.

Puesto que cada vez es más frecuente encontrar saunas en las viviendas particulares, como hemos podido comprobar en Luxe Hogar, expertos en saunas finlandesas, debemos añadir que siempre existe la posibilidad de tomar una sauna en casa, con una instalación adecuada. Instalando una y sin necesidad de recurrir a instalaciones externas, sería el ideal para aquellos amantes del deporte que saben los beneficios que reporta tomar un baño de vapor.

Sin duda existen numerosas maneras de recuperarse tras una sesión de entrenamiento. Realizar estiramientos, hacer rodillos de espuma, movimientos de recuperación activa o dispositivos ideados para propiciar esa recuperación, son de sobra conocidos. Sin embargo, el hecho de meterse en una sauna de vapor, justo después de realizar el entrenamiento, puede suponer numerosas ventajas entre las que se incluye la de prolongar los beneficios de la rutina de ejercicios realizada.

Lo aconsejan los entrenadores

Son muchos los entrenadores profesionales que recomiendan a sus deportistas recurrir a la sauna tras la sesión de ejercicio. Esto se debe a que el calor, ayuda a que los nutrientes se transporten, junto al oxigeno que necesitan los músculos para favorecer la relajación y recuperación. Al mismo tiempo, reduce el dolor muscular y proporciona relajación tras el entrenamiento.

Utilizar el calor, sea en la sauna o incluso el jacuzzi o cualquier otra manera de exponerse al calor, después de entrenar, puede contribuir a mejorar la repuesta ante el entrenamiento. Cuando te adaptas al calor, se obtienen numerosos beneficios. En la cultura escandinava, las saunas son algo muy aceptado. Pueden ser de piedra caliente, vapor o por infrarrojos y es posible encontrarlas en las viviendas, como sucede cada vez más frecuentemente en nuestro país. Aunque existen todo tipo de saunas, con precios que van desde lo económico hasta lo más lujoso, e incluso portátiles, cualquier tipo de sauna es válido y beneficioso para la salud.

Para sacar el máximo partido a una sesión de sauna, la sesión debe durar entre quince y veinte minutos, una vez finalizado el entrenamiento. La temperatura de la sauna, debe encontrarse sobre los treinta y ocho grados Celsius. Sin embargo, hay que andar con cuidado, puesto que cabe la posibilidad de sobrecalentarse y deshidratarse en el caso de un uso prolongado.

A continuación, veremos algunos de los beneficios que proporciona una sauna tras el entrenamiento, tanto a nivel mental como físico. Por de pronto, lo que podemos avanzar es que conviene iniciarse en el uso de la sauna de forma gradual. En principio con una o dos veces por semana puede ser suficiente, aumentando las sesiones poco a poco.

A partir de ahí, algunos de los beneficios que se pueden obtener empiezan con la citada mejora de la respuesta al entrenamiento. La exposición al calor, aporta los mismos beneficios que proporcionaría un entrenamiento de mayor intensidad, sin la necesidad de estresar al cuerpo.

Además, aumenta la salud cardiorrespiratoria. Esto se debe a que el proceso fisiológico por el que debe pasar el cuerpo para adaptarse al calor, provoca un aumento del volumen plasmático, aumentando la citada capacidad. Para que lo entendamos, la aptitud cardiorrespiratoria consiste en la capacidad que tiene el sistema circulatorio y respiratorio para suministrar el oxígeno a músculos, corazón y pulmones, durante el entrenamiento.

Por otro lado, reduce el riesgo de padecer diabetes. La exposición al calor, activa las proteínas de choque térmico del organismo, lo que se traduce en ventajas como la mejora del volumen plasmático y la regulación de la glucosa.

De forma inevitable, ayuda a conservar la masa muscular. Lo que hace que el deportista alcance sus objetivos de forma física con mayor rapidez y contribuye a preservar esa masa muscular al tiempo que previene contra la inflamación.

Por supuesto, favorece la salud del corazón, pudiendo aumentar la resistencia cardiovascular, ya que puede reducir la frecuencia cardiaca en reposo con el paso del tiempo. En este punto, queremos señalar que pasar tiempo en la sauna, no equivale a realizar una sesión de fitness. Primeramente porque los músculos no se utilizan del mismo modo, por lo que el uso de la sauna no se considera un beneficio independiente para la forma física. Sin embargo, en combinación con un buen entrenamiento, ofrece muchas ventajas.

No podemos olvidar como el uso de la sauna mejora la resistencia de la piel. El calor, ayuda a eliminar con mayor facilidad las células secas de la misma, al tiempo que la sudoración que se produce, mejora la circulación y la producción natural de colágeno.

Por último, entre sus beneficios, destacar que ayuda a relajarse y desconectar del día a día y estimula la salud cerebral. Así como alivia el dolor lumbar, puesto que produce efectos similares a los que proporciona una compresa caliente en la zona afectada.

Buena combinación pero no exenta de riesgos

Aunque la sauna no tiene demasiadas contraindicaciones, no está exenta de riesgos. Utilizar la sauna puede conllevar así mismo algunas desventajas, sobre todo si se le da un mal uso o se acude con demasiada frecuencia.

Uno de los problemas o riesgos que puede conllevar el uso de la sauna, es la deshidratación. Al sudar, evidentemente, se pierden líquidos, por lo que posible que se produzca una deshidratación en el organismo. Razón de más para hidratarse previamente y abstenerse de ingerir alcohol antes de la sesión. También es válido llevarse el agua a la sauna. Son necesarios entre ciento veinte y ciento sesenta mililitros de líquido para rehidratarse tras la sesión de ejercicio y mantener la hidratación en la sauna. Otra opción es hacer sauna en días libres de ejercicio o añadir electrolitos antes de entrar en ella.

Ante un mareo o aturdimiento, es imperativo salir de la sauna. La tensión arterial baja constituye un potencial riesgo para la salud que la sauna puede empeorar junto a la irritación de las vías respiratorias. Por lo tanto en el caso de padecer algún problema de salud, lo más aconsejable es consultar con el médico antes de tomar una sauna.

En el caso de tener hipo o hipertensión, o haber sufrido un infarto, ocurre lo mismo, conviene consultar con el médico la posibilidad de utilizar la sauna. En el caso de tener tensión baja y obtener el visto bueno por parte del profesional de la medicina, las sesiones deben ser cortas. Además de que hay que asegurar una buena hidratación y salir en el momento que aparezca el mareo. Para los casos de hipertensión que tienen tratamiento, estos reducen la tensión arterial del mismo modo que hace la exposición al calor. Combinar los medicamentos con la sauna puede hacer que se corra el riesgo de desmayo o mareo.

Teniendo estos factores en cuenta, solo nos queda hablar de cuál es el tiempo óptimo para que la sauna sea más beneficiosa y quienes no deben utiliza la sauna. En cuanto a las saunas post entrenamiento, sus beneficios son mayores y más notables cuando las sesiones duran entre quince y veinte minutos, con una temperatura de treinta y ocho grados Celsius. No resulta conveniente que pasen más de veinte minutos. Para los novatos, la duración disminuye, empezando por sesiones de cinco minutos y añadiendo minutos cada vez.

Por último, las personas que padecen alguna enfermedad, afecciones cardiacas, tensión arterial baja con medicación o similares, debe tener mucho cuidado con las sanas como ya hemos comentado. Lo mejor es consultar al médico antes de decidirse por tomar sesiones de sauna. Sin duda es la persona más cualificada para determinar si puede resultar beneficioso o por el contrario, un riesgo para la salud.

Mientras uno está sentado en una sauna, el sudor va a ser un compañero inevitable. Para evitar la deshidratación, es conveniente recurrir a una buena hidratación tanto previa como posterior. Los signos más evidentes de deshidratación son los mareos y las náuseas, por lo que en caso de experimentar alguno de ellos, es imprescindible salir de la sauna y refrescarse.

 

 

 

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